Norma Ospital, trascender a partir de los valores, la conducta y el respeto.

NORMA OSPITAL Mujer que hace la diferencia

NORMA OSPITAL
Mujer que hace la diferencia

En la mitología, una heroína es un personaje que posee habilidades o rasgos de personalidad idealizados, que le permiten llevar a cabo hazañas.

La historia de Norma Luz María Fernández de Ospital es un ejemplo de vida que nos muestra al resto de los humanos, cómo trascender a partir de los valores, la conducta y el respeto.

¿Cómo te gustaría presentarte?

Una más. Soy una más entre todos mis colaboradores y me siento a veces de igual a igual, salvando la distancia de edad y generacional. No soy de las personas que quiere destacarse ni mucho menos.

¿Y seguís acá en la empresa?

Como lo dije varias veces, estoy acá porque este es como mi primer hijo. Cincuenta años desde que Ricardo descargó el primer viaje de ladrillos de Olavarría. Desde ese momento, 2 de enero de 1964 hasta ahora, sigo vinculada con la empresa.

¿Cómo fueron esos primeros momentos?

Fueron muy difíciles. En cierto modo yo estaba acostumbrada a trabajar. Era docente y el otro mediodía ayudaba a mi padre en un taller gráfico y en sus agencias de automotores. No tenía problemas de horario. A veces había que estar hasta altas horas de la noche en la imprenta para entregar el trabajo al otro día, y había que quedarse. A mí el trabajo nunca me asustó.

¿Qué era lo que más te gustaba?

La venta. La atención a la gente, el contacto con el cliente, el poder ayudarlos. Hasta el día de hoy sigo disfrutando esa parte. Tal vez viene un cliente por un metro de una baldosa que no se fabrica más y antes de decirle que no tengo, llamo al depósito para ver si en algún rincón hay. Porque considero que aunque sea con una caja o una baldosa o diez necesito ayudar al cliente que, igual que el proveedor, es lo más importante que existe.

Escuchándote nos damos cuenta por qué del éxito de la empresa.

Desde un comienzo hemos dado una importancia muy alta a nuestros clientes. Ricardo no atendía mucho el mostrador porque el descargaba los camiones. No había personal. Y yo tenía que atender al cliente, vender, facturar, cobrar. La parte administrativa me costaba, era la que menos me gustaba.

¿Qué valores han sido clave para sostener la empresa durante 50 años?

Lineamientos claros, respeto. Siempre coincidíamos. Siempre estábamos de acuerdo en cómo debíamos proceder. La conducta. Hace unos años vino una persona a retirar un pedido que hacía cuatro años había comprado. Y a pesar de las condiciones de venta de la factura, del país, le dije a donde quería que se lo entregáramos. Ese señor no se olvidó nunca más de eso. Pensó que le íbamos a decir: “Señor, después de 4 años viene a buscar la mercadería”. ¿Cómo no se lo íbamos a dar, si ya lo había pagado? Eran 3000 tejas. Es hasta el día de hoy que en Pascua y para fin de año, me manda una tarjeta de salutación.

Hoy la línea de conducción de la empresa tiene a tus dos hijos (Marcela y Pedro). ¿Te imaginas a tus cinco nietos involucrados en el futuro?

No me molestaría que “no siguieran” con la empresa, porque si uno quiere ser médico, abogado u otra profesión, tienen todo el derecho de elegir su camino. Ya tengo bastante con que estén mis dos hijos. Aunque si te soy sincera, me encantaría verlos acá.

Entre todos esos años, hay algunos que han sido muy difíciles…

Y lógico, con la muerte de Ricardo se vivieron momentos muy difíciles. Fueron muy difíciles, no solo por la ausencia de él, sino por las circunstancias que se vivieron en torno a su muerte. Porque la muerte no la merece nadie, pero hay circunstancias que te pegan más.

¿El dolor es una experiencia de aprendizaje en la vida de las personas?

Si, por el hecho de no tener ese puntal, porque Ricardo era todo. Era el que tenía la visión para cada uno de los negocios. Él supo delegar en sus hijos antes de morir. Él los convirtió en lo que son hoy. Te digo que ya había dado un paso al costado. Pedro había ocupado su lugar, y Marcela en cierto modo también.

Si tuvieras que elegir tu lugar en el mundo, ese lugar donde te sentís plena ¿Cuál sería?

En el campo. La vez pasada le dije a mi yerno, “yo me quiero ir a morir al campo”, y él me dijo: “espere un poquito, váyase a vivir al campo, no se vaya a morir”.

En un discurso que diste en la inauguración de la sucursal de Núñez, dijiste: “Lo importante es tener un gran propósito”. Tu propósito en la vida, ¿está cumplido?

En este momento sí. El haberme casado enamorada de Ricardo. El haber tenido dos hijos maravillosos, y el haber logradonorma ospital lo que logramos. No puedo pedir más. Y basta que me vas a hacer llorar (risas).

¿Qué frase nos regalarías para culminar este encuentro?

Siempre adelante. Y como dice el poema “En Paz” de Amado Nervo: Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

De Revista INICIAR julio 2014