La importancia del abrazo

Hace poco en mi edificio falleció Zully, una hermosa, coqueta y agradable mujer paraguaya que ya tendría más de 75 años pero les aseguro que no los aparentaba.

Cada vez que nos veíamos, charlábamos un poco y siempre se dirigía a mí con un “Usted sabe Maria Esther” y sobrevolaba un halo de mucho respeto, de acuerdo a su costumbre. Era una mujer de pocas palabras pero muy determinante y siempre viendo el lado justo de las cosas. La relación de vecinas fue creciendo, con encuentros en los pasillos, ayudas de mi parte en asistirla con sus compras, envíos de whatsapps por problemas de la administración, de salud, de cosas sin sentido, ella nunca supo que yo la valoraba muchísimo desde que quedó viuda y continuó su vida en su departamento;  recuerdo un día que compartimos una historia y estuve a punto de abrazarla pero por la cuestión de distancia y respeto (más por su parte que mía) nunca me animé a dárselo.

La cuestión es que un día, me encuentro con la encarga de limpieza del edificio y me entero de su muerte en Corrientes, junto a sus hermanos y sobrinos y afortunadamente acompañada, si el hecho hubiera ocurrido en Buenos Aires, creo que nadie se hubiera enterado de su pérdida.

En la puerta del edificio con la encargada, casi me largo a llorar evocando ese día que frené mi abrazo por la distancia (juicio) que el otro había generado en mí persona; yo siempre tan expresiva pero con esta bella mujer nunca dejé aflorar esa parte tan particular de acercamiento al otro que tengo con cierta facilidad…. Jugué el juego del otro, sin pensar en mi felicidad y al llegar ese momento, me dolió por ella, por no regalar esa emoción que une a dos personas que es un fuerte abrazo, entendido como un “gracias”, como un “estoy con vos”, o simplemente “contá conmigo”…

Qué pena Zully… me quedé con esas ganas!!! Por eso dedico este post a todas las Zullys que se han privado de dar y recibir su abrazo y sentir que somos parte de un todo y que tan simple gesto reconoce y une a seres diversos.

Tengan en cuenta estos detalles…

¿Cuál es el significado de un abrazo?

Un abrazo, a veces en asociación con un beso, es una forma de comunicación no verbal. Dependiendo de la cultura, el contexto y la relación, un abrazo te permite exteriorizar un sentimiento de amistad, afecto, amor, fraternidad o simpatía.

¿Qué poder tiene un abrazo?

Los abrazos nos ayudan a sentirnos en calma, disminuyendo los niveles de estrés y ansiedad, incluso ayudan a combatir el cortisol, que es una hormona que se libera en situaciones de estrés y esto permite contrarrestar las consecuencias fisiológicas de estar estresado.

Beneficios de un abrazo

El contacto físico expresado a través de los abrazos es necesario para nuestro bienestar tanto individual como social.

Resulta imposible enumerar todos los beneficios que reporta un abrazo, ya que habría que detenerse en cada situación específica, observando el contexto, el motivo, las personas implicadas y la historia de cada una, pero podemos mencionar algunos de los beneficios generales que aportan los abrazos sanos y positivos como:

Disminución del estrés.

Sensación de seguridad y protección.

Ayuda a nuestra autoestima.

Transmisión de energía y fortaleza.

Mejora de las relaciones interpersonales.

Promueve la sensación de tranquilidad.

Un abrazo desde el Coaching Corporal, está relacionado con la emoción de dar al otro y recibir, con el elemento de la naturaleza “agua”; el agua une, acerca, acapara, cubre al otro y lo nutre; en su versión negativa también tanta agua, puede ocasionar tifones, maremotos, inundaciones con tanta fuerza opuesta y destructora como en su versión pacífica.

En mis talleres de corporalidad, justamente el agua tiene hermosos significados y los participantes se emocionan, los reconocen y disfrutan…. Porque el abrazo, representa el amor a uno mismo y a los demás, la compasión, cordialidad, confianza y ternura.

Es el Legitimar al otro, el escuchar, el recibir, el respetar, el  incluir y empatizar, aceptar y aceptarse.

Te abrazo donde estés Zully!! Besos al cielo.

María Esther Antezana

María Esther Antezana