ESTELA ZANLUNGO Escritora con convicciones

Estela Zanlungo

Estela Zanlungo

Estela Zanlungo vive en Temperley. Su libro “Soñar con agua” fue premiado por el Fondo Nacional de las Artes. Asegura que su escritura hace “pie en las pasiones y convicciones” (Entrevista de Inforegión)

Estela Zanlungo es sin dudas una mujer inquieta. Vecina de Temperley, se ha comprometido con su barrio, y este compromiso la llevó a ser una de las residentes que hizo realidad el Parque Finky. Además, es maestra, profesora de inglés e incursiona en el tango. Como si esto fuera poco, escribe. El amor por la escritura la albergó en la década del 80’, cuando comenzó a formar parte de un taller que funcionaba en la vieja Cooperativa El Hogar Obrero, que coordinaba el poeta Jorge Cabrera. Allí conoció a los grandes poetas y escritores, e incluso se descubrió a sí misma.
Su libro “Soñar con agua” (Ediciones del Dock) recibió el año pasado el primer premio en la categoría poesía que otorga el Fondo Nacional de las Artes, en un jurado integrado por Tamara Kamenszain, Damián Ríos y Arturo Carrera. Pronto se presentará en Lomas.

-¿Cuándo empezó tu vocación por la escritura?

-Mi conexión con la literatura empezó concretamente en los 80, cuando me enganché por primera vez en un taller que funcionaba en la vieja Cooperativa El Hogar Obrero, que coordinaba el poeta Jorge Cabrera: Confábula, que ahora continúa funcionando en Lanús. Pero había empezado a escribir en mi adolescencia, aunque no por haber pasado por lecturas interesantes que me motivaran desde el hogar, dado que en casa prácticamente no se leía. Mi familia paterna era de laburantes, casi sin relación con ninguna rama de lo artístico.

-En tus poemas se detecta la influencia de conceptos de la autora Clarissa Pinkola Estés. ¿Su trabajo influyó en tu poesía?

-Yo leí “Mujeres que corren con los Lobos” en un momento particular de mi vida. No diría que esa lectura haya tenido influencia en lo literario. Sí creo que profundiza en aspectos del alma femenina que me marcaron, cuestiones que me obsesionan y que por ende aparecen casi obligatoriamente en mi pluma.

-¿Que pretendés que tus poemas provoquen en el lector?

-A ver. Me parece que tu pregunta es central. Yo me paro ante la hoja en blanco como si fuera a preparar un plato que tengo ganas de comer. Quiero decir, es para mí. Estos poemas fueron escritos cuando yo no tenía ni la remota idea de que algún día serían premiados; responden a una necesidad, o más bien a un deseo. Por supuesto que hay un marco, una estética. Ahora que el libro está en la calle, tengo que admitir que ese plato ha salido de mi cocina y serán otros los paladares que degusten esas palabras. Pero no están concebidos para producir ningún efecto en el otro, que no sea el de mi propio gusto.

-¿Tenés más proyectos artísticos en mente?

-Sí, yo creo que uno escribe haciendo pie en las pasiones, en las convicciones. Mi escritura (no importa acerca de qué esté escribiendo) habla de mí como cuando bailo tango: con los ojos cerrados y sin la cabeza. Quiero decir, para empezar a bailar, tanto como para empezar a escribir, uno se ha nutrido antes de elementos técnicos que hacen a la cosa. Pero ni escribo ni bailo con la técnica. Mi próximo proyecto tiene que ver con la danza, con el tango milongueado y ese mundo pequeño y desconocido, aun para la inmensa mayoría de los que vivimos en la misma tierra donde hace 60, 70 años, las orquestas copaban el centro y los barrios, y que hoy nos damos el lujo de ignorar.

* Nota correspondiente a la publicación del día 04 de Mayo de 2014 de INFOREGION