Todavía faltan 257 años

Gail Scriven

Autora de la Nota: Gail Scriven

Fuente: LA NACION

«Mamá, casi no te vi». Hay pocas frases que han quedado tan grabadas en mi memoria. La pronunció mi hijo mayor, Lucas, a los 4 años. Convencida de que, entre tanta multitud, no se daría cuenta, había faltado a su primer acto en el jardín. La presencia del abuelo no había sido consuelo. «‘Casi no te vi»‘: no cabía en la cabeza de mi hijo la posibilidad de que yo no hubiese ido. El acto era a las 15 de un día de semana. Yo estaba trabajando, a 30 kilómetros de distancia. Igual que su padre, pero él no escuchó el mismo reclamo.

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