La platense que desafió a la Gran Muralla China

MAITA ORTELLI Mujer que hace la diferencia

MAITA ORTELLI
Mujer que hace la diferencia

 

 

MUJER QUE HACE LA DIFERENCIA

 

En el monumento histórico se realizó una de las competencias más difíciles del running mundial y donde la vecina de La Plata,  Maita Ortelli salió tercera en su categoría. 


 

En diálogo con Hoy, contó su hazaña.

«Soy una persona común  corriente que le fascina correr y me preparo lo mejor que puedo”. Así se presenta Maita Ortelli, recién llegada de China, en donde logró el tercer puesto de su categoría en una de las diez maratones más complicadas del mundo, la de la Gran Muralla. Mamá de dos hijas y trabajadora full time, se define como “optimista patológica”, una característica que la llevó a desafiar una de las siete maravillas del mundo.

Maita (51) empezó a correr hace varios años, como tantas otras platenses, para hacer gimnasia y cuidar la salud. Sin embargo, detrás del ejercicio encontró un mundo que la enamoró. “Empecé de a poquito, mi meta era correr 5 km” recordó. Con el tiempo, llegó a los 100 km: había descubierto su pasión por las carreras de aventuras. “Es hermoso, fascinante y te reconforta. Correr una carrera es tener un proyecto palpable, lo que planeás, lo podés realizar” destacó.

5164 escalones

Fue hace dos años cuando se planteó su desafío más grande: la maratón de la Muralla China. “Vi una imagen de la carrera

Gran Muralla China

Gran Muralla China

que me subyugó” recuerda. El objetivo no era nada  fácil, ya que además de entrenar duro, tenía que combinar las largas horas de ejercicios con su vida cotidiana. Maita es vestuarista de teatro y además tiene un lavadero, y tuvo que hacer malabares con los horarios. “Es muy difícil porque trabajo literalmente todo el día”, reconoció, “Lavo plancho, coso, atiendo la casa, el parque… pero soy feliz”. La preparación tomó varios meses, seis días por semana.

Para encarar el desafío de subir 5164 escalones que componen la Muralla, entrenó junto a su profesor en el anfiteatro de la República de los Niños. Durante más de dos horas subía y bajaba sin parar las escaleras: “Para tener un panorama de lo que se venía, cada veinte minutos ponía un palito señalizador. Después conté el tiempo y los palitos, y con eso pude hacer el cálculo para saber que la muralla era mía” recuerda divertida.

Además, los domingos se trasladaba al Parque Pereyra. “Ahí tenés raíces, barro, desniveles… los tobillos tienen que adaptarse a que el piso no siempre es llano” explicó. Pero para llegar al Parque, se sumó otra complicación: la falta de auto. Lejos de desanimarse, recurrió a la bici, para hacer los 18 km a Villa Elisa. “Lo tomé como un entrenamiento extra. Además, me siento una privilegiada, por poder estar un domingo en medio de la naturaleza” señaló. ¿Cómo hizo para aguantar? “Cuando corrés producís energía. Además, soy una optimista patológica, me motivo, veo lo lindo” afirmó.

Un final de película

MAITA ORTELLI-2De la carrera en la Maratón Muralla China pueden participar 2500 corredores de todo el mundo, y Maita se anotó en la categoría de 50-54 años para 42 kilómetros.

Una vez en la espectacular estructura del este de Beijing, “La sensación de haber llegado fue muy fuerte. Mucha gente que va, es viajada y tiene esa posibilidad. Pero para mi fue un esfuerzo enorme”, contó.

Durante los diferentes tramos, ganó experiencias inolvidables: “tuvimos que pasar por arrozales y pueblitos, donde los campesinos nos tocaban las manos a los corredores y nos saludaban. Los paisajes son increíbles”.

Bajo un calor abrazador fue traspasando los diferentes tramos, hasta llegar al más difícil: el ascendente. Allí, mientras los competidores abandonaban agotados, Ortelli avanzaba con firmeza: el terreno difícil es los suyo. “Sabía que ese era mi fuerte, lo cual me dio más ánimo”.

Cuando llegó a los últimos kilómetros -una bajada de asfalto-, supo que lo había logrado. Abrió los brazos y fue a fondo: “era feliz”, dijo. Cinco horas y media después de arrancar, llegaba a la meta: “Comencé a llorar como una nena. Se me vino todo a la cabeza. El esfuerzo para entrenar y juntar la plata para viajar, toda la gente que me apoyó, mis compañeros que estaban haciendo fuerza por mi… fue muy emocionante”.

Ahora, en La Plata, habiendo logrado semejante reto, cuesta pensar en qué se viene para el futuro de la corredora. Sin embargo, ella lo tiene más que claro “Me encantaría correr en el Machu Pichu, o en Grecia”. Otro proyecto en marcha que buscará hacer realidad.

Nota de DIARIO HOY de LA PLATA